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La Ciudad de Dios

     

Santo es la Ciudad de Dios y brillante brillante es su luz.
Su luz ha brillado como un faro luminoso de esperanza a través de todas las generaciones del tiempo causan hijos santos de Dios a trabajar contra viento y marea.

Es esta esperanza que dota a los santos con la paciencia para permanecer firmes en la fe y les permite vivir vidas santas y puras.
Buscando ninguna corona terrenal no pueden desanimarse por los contratiempos terrenales y derrotas; porque trata de una corona celestial que ningún hombre puede llevar.

Caminan a través de sus vidas con una brillante visión de la Ciudad de puertas del cielo de Dios, regocijándose por todo el sufrimiento y la persecución, sabiendo que de la prisión oscura de esta tierra que pronto se dará a conocer.

Un perdón celestial del sufrimiento de la tierra pronto será concedido.
¡Aleluya!

© 11/30/2001 Jim Welch
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